Primer Centro de Copistas Para Ciegos

Santa Rosa de Lima




Lo que no se ve



Por Vulovic, Elsa Plácida • 2 Comentarios

Una visita al Primer Centro de Copistas para Ciegos "Santa Rosa de Lima" de Buenos Aires, realizada el día de la Primavera, nos dio la oportunidad de acercarnos a lo que no se ve.

El origen de su denominación nos remite a una historia sin nombres, hace más de setenta años. La del sacerdote que conocía la escritura Braille y se tomó el trabajo de enseñarla a un incipiente equipo de señoras que concurrían regularmente a su iglesia, Santa Rosa de Lima, de avenida Belgrano y Pasco.

En aquellos días, se empleaba la pizarra o tablita y el punzón con que se producían los relieves sobre el papel, característicos del sistema. El grupo de voluntarias y su maestro guía perseguían un ideal de enunciación paradójica: producir libros para los que no ven.

Años después, de la parroquia Santa Rosa de Lima pasaron a la iglesia Nuestra Señora de La Piedad, en Bartolomé Mitre esquina Paraná. Allí siguieron copiando libros, incorporando más voluntarios para la tarea y acrecentando el número de textos disponibles para no videntes, por entonces facilitados en préstamo.

Una noche del año 1955, cuando se quemaron intencionalmente varias iglesias de la ciudad, un grupo incalificable de sujetos profanó el templo y entre otros actos vandálicos, destruyó la sala dedicada al trabajo y acopio de libros escritos en Braille. Arrasaron con todo pero no con el espíritu –lo que no se ve– de aquellas voluntarias, que reanudaron su labor tras el duelo por la pérdida de un material irrecuperable.

Tiempo más tarde, el Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires les otorgó en alquiler una vieja casa de la calle Paraguay y Rodríguez Peña. Ya se empleaban las máquinas Perkins de escritura Braille, compuestas de tres teclas para cada mano, aún en uso. Pronto las voluntarias incorporarían también el sistema computarizado, base del trabajo actual.

El cambio de sede fue transitorio: la vieja casa fue demolida, dando lugar a una estación de servicio. El Centro de Copistas se trasladó a la casa contigua, en igual estado deplorable y también perteneciente al Arzobispado que –como la anterior– se las alquiló.

Los voluntarios cumplieron sus obligaciones como inquilinos hasta que resolvieron poner fin al esfuerzo de arrendar ese edificio, cuyo mantenimiento drenaba sumas de dinero constituidas por las cuotas que aportaban como socios, más donaciones, en su mayoría anónimas. Se presentaron pedido de soluciones al problema edilicio ante el Arzobispado, la Administración de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Dirección General de Bienes de la Municipalidad capitalina, el Ministerio de Bienestar Social y la Coordinación General de CONADIS (Consejo Nacional del Discapacitado), sin resultado.

A fines de noviembre de 2005 surgió la posibilidad de adquirir una oficina a precio accesible, en el subsuelo de un edificio de oficinas, ubicado en Tucumán 1748. Tras resolver exitosamente todas las cuestiones inherentes a la adquisición del inmueble, a principios del año en curso y a 71 de su fundación, el Centro tuvo su primera sede propia, libre de deudas e inhibiciones. Allí se mudaron en marzo y tan pronto como fue posible difundieron la nueva dirección, con el objeto de que se conociera la disposición del grupo de recibir trabajos de trascripción al Braille de todo texto impreso en castellano, inglés, francés o italiano.

Con motivo de la mudanza, un muy importante volumen de libros en Braille y estanterías fueron donados a la biblioteca para ciegos "Ruca Quillcature" de General Roca, en la provincia de Río Negro. Iniciativa que debería repetirse en otras provincias. En efecto, hay un pedido de la licenciada María Correa Zeballos, directora del Plan de Lectura de Jujuy, que ha identificado tres adultos, cinco adolescentes y doce niños, todos ellos ciegos, que conocen el sistema Braille y a quienes les faltan libros. Los adolescentes pidieron los de Harry Potter; y las voluntarias, asesoramiento a la Asociación Argentina de Lectura, AAL, sobre literatura infantil y juvenil.

Asimismo el servicio de copistas se presta a países limítrofes, concretamente a Uruguay, Chile y Paraguay. Como novedad, la entidad cuya atención corre a cargo del servicio de voluntarios –no tiene empleados– cuenta con una Audioteca, creada recientemente.

Los datos de la historia que aquí contamos fueron aportados por las personas que actualmente conforman el Primer Centro de Copistas para Ciegos. A Dinora, Marta y Elsa, las tres representantes que nos recibieron, mostrando entre otras cosas de la organización, las computadoras y los principios que las movilizan, nuestro agradecimiento. A la obra gigantesca que encadenadamente fueron realizando los voluntarios desde 1935, profundo respeto y admiración.

Preside la Comisión Directiva del Primer Centro de Copistas para Ciegos "Santa Rosa de Lima", la profesora Dinora Gorrini. La entidad -fundada el 26 de abril de 1935- tiene su sede en Tucumán 1748, subsuelo (C 1050 AAT), Buenos Aires. Teléfono: 4372-1184; E-Mail: copybraille@hotmail.com.

Link: http://www.revistacriterio.com.ar/2006/11/