Originariamente el trabajo se realizaba mediante punzones y pizarras perforadas que fueron reemplazadas por "Perkins", pesadas máquinas con los seis caracteres Braille que se manejan manualmente.
Era un trabajo lento, que insumía gran cantidad de folios de papel especial que sólo se podía imprimir de un lado. En caso de necesitarse más de un ejemplar había que transcribir todo el texto nuevamente.
Hoy, gracias al avance tecnológico y a generosas donaciones se ha podido modernizar el proceso con el uso de computadoras, scanner e impresoras especiales en Braille que leen los textos desde las computadoras.
Se escanea el texto desde el libro o apunte, se pasa a un procesador de texto según determinados parámetros para que la impresora Braille lo reconozca y lo pueda reproducir.
Se imprime, en hojas de papel especial, en escritura Braille y en doble faz, ahorrando así mucho material siendo los tomos menos pesados y voluminosos.
Los archivos son guardados para poder ser utilizados nuevamente en nuevos volúmenes.